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Es lo que hay

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Odio esa frase.

Es la peor excusa que se puede dar y parece que en Ciudad Real es la única. Y digo Ciudad Real porque es donde vivo. Lo mismo ocurre en todas las ciudades del mundo: Ciudad Real porque es pequeño, Toledo porque está al lado de Madrid, Madrid porque no es Barcelona y Barcelona porque no es Nueva York.

Cada vez que hablo con alguien que está puteado en su trabajo, siempre termina con la misma frase: “Es que… Ya ves tú. En Ciudad Real es lo que hay”.

¿Cómo que “es lo que hay”? Me encantaría que me dijeran qué hacen para cambiarlo. Llegan a casa y se tumban a ver la tele, esperando que, por arte de magia, todo cambie. Y ni siquiera saben en qué sentido. Ni siquiera les ha preocupado pensar eso.

Es la situación más cómoda.

Tengo la suerte o la desgracia de ser un culo inquieto. No puedo ver una situación así y cruzarme de brazos. ¿Por qué? Pues porque no es lo que quiero. Y como no es lo que quiero, dedico parte de mi tiempo a pensar qué es lo que quiero. Y lo que quiero es no sentir envidia de Ciudad Real, Toledo, Madrid, Barcelona o Nueva York.

Cuando no me gusta algo, trato de cambiarlo. Si se me clava un alambre en el culo cuando me siento en el sofá, voy a por mi caja de herramientas para eliminar el problema. Sin embargo, hay gente que se pasa la vida clavándose el alambre.

Cada vez que me encuentro con antiguos compañeros de trabajo de una empresa en la que trabajé, siempre me dicen lo mismo: que están muy puteados, que trabajan mucho, que les pagan poco, que tienen el sueldo congelado. A mí me putearon una vez, porque me pagaron menos de lo prometido. En cuanto se dio esta situación, comencé a echar currículums. 6 meses más tarde tenía trabajo en otro sitio, y el cambio es una de las mejores cosas que me han pasado en la vida.

Cuando vi la oferta donde me pillaron, todos me dijeron que no echara el currículum, con razones como: “con lo bien que estás”, “más vale pájaro en mano”, “seguro que las plazas ya tienen nombre”, “Es que, en Ciudad Real, no hay otra cosa” o “¿estás seguro de que quieres irte?”. Pues hace exactamente 6 años y 3 días que dejé esa empresa y encontré todo lo que buscaba: que las plazas no tenían un nombre, que había un mundo ahí fuera por explorar, que en Ciudad Real sí había otra cosa -yo la había encontrado-, que hay mucho por aprender y que es importante arriesgarse.

Es justamente esta misma situación la que me ha llevado a volver a arriesgarme. He dejado un trabajo fijo y conocido, amigos, no desayuno ni como con mi novia, me trago casi 2 horas de tren diarias porque he decidido arriesgarme.

A veces se gana. A veces se pierde.

Lo importante es tener claro lo que se busca y luchar para conseguirlo.

Hay situaciones increíbles que se están dando a nuestro lado. Con la cantidad de paro que hay, también hay empresas que no dan con gente para contratarla.

Y voy a poner ejemplos concretos: en Codice Software están buscando gente, y no hay manera. A Carlos Blé le pasa lo mismo. ¿Qué es lo que ocurre? Pues que la gente se asusta cuando les dicen lo que hacen allí. ¡¡Hay que programar!! ¡¡Hay que pensar!! No te pagan solo por ir a echar el rato. A la gente le parece muy sencillo hacer lo que siempre han hecho. Cuesta mucho cambiar eso.

Las empresas buscan gente proactiva y no gente reactiva. El proactivo es el que “asume la responsabilidad de hacer que las cosas sucedan; decide en cada momento lo que quiere hacer y cómo lo va a hacer . Por esa razón no encuentran a nadie.

Sin embargo, también hay gente como yo que se preocupa por lo que hace. Conocí las técnicas ágiles , así que las estudié (sigo en ello), viajé para conocer gente a la que también le gustaba la idea, busqué gente en mi propia ciudad, organicé una asociación . Simplemente, tenía una inquietud y comencé a crear un camino.

Si has llegado a leer hasta aquí, pueden ocurrir dos cosas: Que te hayas sentido indignado por lo que te he estoy diciendo o que te sientas motivado. Sea cual sea el motivo, ya has hecho algo importante: has sido capaz de luchar contra la opción de cerrar la página e irte a ver la tele.

Te propongo que hagas algo más: si te gusta el fútbol, las flores, los insectos, las nubes, los edificios exóticos, la pintura, la escultura, los trenes, las monedas, los sellos, los ordenadores, los libros… Busca a alguien a tu alrededor con esa misma inquietud, y apuntaros los dos a alguna asociación relacionada con ello. Si no la encontráis, tenéis la oportunidad de crear una nueva.

Pero, por favor, moveos. No os importe que os quedéis solos o que os insulten. Moveos.

Y tú, querido lector… ¿Vas a seguir quejándote o sabes ya lo que quieres?

Pues lucha para conseguirlo. Si puedo, te echo una mano.